Ese mismo día, en la noche y después de todo lo que había pasado, mientras me desvestía se me paso por la cabeza una serie de cosas.
Que era cierto, que tenía que bajar de peso, que era un monstruo, que daba asco, nadie me quería. Toqué mi abdomen sobresaliente y repetí las frases y las escenas.
"Sólo será un poco, sólo quiero bajar un poco... no quiero depender de esa mierda".
Ya cuando estaba en la cama comencé a planear todo. Por una parte me daba pena vomitar todo. Sabía y sé que a mis papás les cuesta demasiado comprar las cosas como para que yo las bote. El desayuno... creo que es lo más sano que como en el dia. Si compraba algo en el recreo lo vomitaría. El almuerzo lo vomitaría. La once la vomitaría. Porque sabía que aunque mis papás no son los mejores del mundo les costaba cada una de esas cosas. Pero por la otra, cada vez que mi subconciente me repetía que estaba asquerosa, las ganas de vomitar todo de nuevo hacian contacto.
Pensé también en té laxante. Había escuchado decir que era bueno y efectivo. Así que me prepuse juntar el dinero suficiente, porque mis papás no podían enterarse de nada de esto.
