1.

Ya lo había pensado. Sería solo un poco, no un exceso. No pensaba hacerme adicta a esa cosa.
No iba a empezar en ese momento. No era la circunstancia y tampoco tenía un detonante. Tan solo pasó.
Al principio miré hacia el retrete. Pensé que tal vez alguien podía darse cuenta. Luego al lababo. me mire por última vez al espejo. Mi cara. Mis ojos. El pelo colorado. Me lo sostuve firme, lo aparte de mi cara y mis manos se movieron ágiles.
Palpé los labios. Luego sentí el vapor de mi repiración en mi mano.
Me contuve.
Levanté la cabeza y me miré de nuevo. Analicé todos los hechos otra vez.
Pensé en que mi cuerpo estaba deforme. En que nunca iba a poder ser como la niña de las fotos. En que nadie me quería por ser así... y me di asco.
Me di asco y empece a recuperar las ganas. De nuevo me tomé el pelo, firme, con rabia... palpé mis labios nuevamente. Sentí mi respiración otra vez.
Introducí los dedos dentro de mi boca. No hasta el fondo. Fue tan solo un poco. Sentí que era el mundo el que se movía... y no yo la que convulsionaba.
No resultó muy bien. Mi boca provocó un exceso de saliva.
Respiré profundo. Y otra vez lo hice.
Ahora mis dedos alcanzaron una mayor profundidad.
Al fin tuve "éxito".
Tres convulsiones seguidas por lágrimas que se escapaban solas.
"Eres patética". Creo que repetí eso unas cuantas veces, en silencio. "Te ves patética".
Tenía los ojos rojos, con lágrimas.
Vi lo que había echo.
Me miré al espejo por última vez, analizando, para ver si por lo menos algo había cambiado.
Seguía siendo el mismo monstruo.